En artículos anteriores analizamos las diferencias entre inversiones financieras y las inmobiliarias. En esta ocasión, queremos centrarnos en el atractivo que representa el invertir en países emergentes, especialmente en contextos de alta incertidumbre económica y políticaglobal.
Tomaremos como referencia principal a República Dominicana, un país que se está consolidando como uno de los destinos de inversión con mayor proyección de la región.
En un escenario donde muchos gobiernos adoptan políticas fiscales agresivas y el entorno económico presenta signos de inestabilidad, cada vez más inversores buscan proteger y diversificar su patrimonio trasladando parte de sus recursos al extranjero. El sector inmobiliario de países emergentes, impulsado por el crecimiento del turismo y la llegada de nuevos residentes, ofrece una excelente combinación de rentabilidad, crecimiento y oportunidad. Sin embargo, es fundamental tener en cuenta factores para ver el futuro del país, entre ellos: el riesgo país.
El riesgo país mide la estabilidad económica y política de una nación. En los mercados financieros, se expresa comúnmente como la sobretasa que paga un país en comparación con los bonos del Tesoro de EE. UU. Un instrumento de referencia para medirlo es el índice EMBI (Emerging Markets Bond Index), desarrollado por JP Morgan en la década de los 90, que permite comparar el riesgo entre diferentes países. A mayor diferencial, mayor es la percepción de riesgo para los inversores y viceversa.
Venezuela sobresale con el mayor riesgo país de la región, registrando 17,086 puntos, lo que refleja una percepción de inestabilidad económica y política muy alta por parte de los mercados internacionales.
Un país que llama la atención por su evolución y crecimiento en los últimos tres años es
República Dominicana. Con una tasa de crecimiento del turismo de aproximadamente un 10% anual, políticas económicas que promueven la inversión extranjera junto con una estabilidad económica y un marco jurídico que protegen las inversiones, se consolida como una de las mejores economías de la zona.
En el primer semestre de este año 2025 el número de visitantes superó los 6 millones de personas, reflejando la fortaleza del sector turístico.
En el contexto de América Latina y el Caribe, República Dominicana destaca por su bajo nivel de riesgo país, con solo 200 puntos a mayo de 2025, el más bajo de su entorno, frente a los 530 puntos registrados en 2022. Esto la posiciona por debajo de competidores turísticos como México, Colombia, Costa Rica, Brasil o Panamá.
Este sólido desempeño ha llevado a que agencias como Fitch Ratings otorguen al país una perspectiva positiva en su calificación de riesgo, siendo el único en Centroamérica con esa proyección.
Además, el país ha consolidado tres pilares clave de su balanza de pagos:
El conjunto de estas actividades ha generado ingresos superiores a los 43,000 millones de dólares, reflejando una economía diversificada y resiliente.
Para 2025, las proyecciones apuntan a un crecimiento del 4.5 %, manteniendo la ventaja regional incluso en un contexto global incierto. Además, el sistema financiero dominicano se mantiene sólido y bien capitalizado, sin señales de riesgos macroeconómicos relevantes, según el Banco Central.
También se abren oportunidades clave en sectores como el nearshoring, (deslocalización empresarial), la diversificación de exportaciones y la infraestructura turística e inmobiliaria, donde se espera una mayor atracción de capital extranjero y como comentamos en un articulo anterior los Golden Age, una población de jubilados de aquí a los próximos cinco años superior a los 28 millones de personas.
Si bien el entorno es favorable, es esencial tener en cuenta los siguientes factores antes de invertir:
Invertir en el sector inmobiliario de países emergentes como República Dominicana no sólo permite diversificar el patrimonio y acceder a retornos superiores a los de muchas economías occidentales, sino que también ofrece ventajas fiscales atractivas y facilidades migratorias
para los inversores extranjeros. Todo ello enmarcado en un entorno legal claro, con un sistema bancario sólido y una notable estabilidad económica y política.
República Dominicana se posiciona, así como un destino en plena expansión, con fundamentos macroeconómicos consistentes y un creciente atractivo para la inversión internacional.
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