que conoció el proyecto. Claudia Jara, su esposa, trabajaba desde 2016 en CLERHP, siempre en el departamento de contabilidad, en la delegación de la compañía en Paraguay. Con el deseo de ir más allá y viendo en la multinacional una oportunidad que llevaban tiempo buscando, aceptaron el reto, aunque significara dejar a la familia lejos. En 2023, nuestro CEO lanzó el guante a Claudia, quien, como no podía ser de otra manera, lo consultó con Edgar. Su respuesta, muy a su estilo, fue: “¿Le dijiste que sí?”.

Nos miramos y reímos —como siempre— porque su mirada es cómplice. Son personas muy familiares, pero decidieron salir de su zona de confort, mudarse a República Dominicana y empezar de nuevo. Su objetivo: crecer no solo profesionalmente, sino también como personas. A ambos les apasiona seguir formándose y desarrollarse, no solo ellos, sino también sus equipos.

Le preguntamos por sus inicios en el proyecto y si desde el comienzo estuvo en administración. Nos confiesa que no: primero estuvo en contabilidad, pero siempre con el deseo de ayudar más. Dos personas del equipo pensaron que podía serles útil en la puesta en marcha de un nuevo departamento: ventas. Así fue como empezó a combinar ambas funciones… aunque nunca volvió a contabilidad. La razón, aunque él no lo diga, es que se volvió imprescindible. Hoy coordina a varias personas para que toda la documentación de cada venta y su seguimiento sea impecable. No es solo perfeccionismo, sino cariño por ayudar a los compañeros y al desarrollo de la compañía.

Su humanidad va más allá. Muchos coincidimos en que su entrega siempre es “un poquito más”, fruto de su sentido de responsabilidad y compromiso. Nos habla con admiración de nuestro CEO, Juan Andrés Romero, y de cómo nos hace partícipes de la creación de esta gran empresa. “Si te dan la confianza, te dan responsabilidad”, dice. Y su forma de agradecerlo es entregándose al máximo.

Su agenda está marcada por el ritmo frenético de ventas, pero jamás le veremos una mala cara. Siempre tiene tiempo para saludar, sonreír y dedicar a su equipo unos minutos para conversar sin prisa, escuchando sus deseos y aspiraciones. Se emociona al ver el esfuerzo de sus compañeras que combinan familia, trabajo y estudios, aunque olvida reconocer su propio mérito. Siempre alentando a quienes le rodean, siempre alegre, siempre con esa luz especial en la mirada. Parece incansable… o al menos nunca nos lo cuenta. A su lado, Claudia, siguiendo el mismo ritmo con igual talante y sonrisa.

Antes de despedirnos, nos dice que, para quienes estamos lejos de nuestra tierra y familia, los compañeros de trabajo se convierten en familia. Y así es: él es la mejor familia que uno puede tener cerca, no solo fuera de casa, sino en cualquier momento. Siempre cerca… es donde todos querríamos estar junto a Edgar y Claudia. No se puede hablar de su lado profesional sin mencionar su carisma personal: un líder para todos nosotros.
Quizá eso es lo que más le gusta a Edgar de la empresa: saberse parte de algo muy grande, más grande que nosotros mismos. Un proyecto que implica personas, dedicación y cariño. Tal y como él lo vive cada día.

Gracias, Edgar, de parte de todo el equipo, por cuidar siempre de cada detalle. Sí, eres una parte importante de todos nosotros, y también de los clientes. Edgar, el mejor aliado para Larimar City & Resort.