En República Dominicana, el béisbol no es simplemente un deporte: es una fuerza cultural, un motor económico y un símbolo de identidad nacional. Desde los barrios más humildes hasta los grandes estadios internacionales, el béisbol está presente como un elemento cotidiano que traspasa generaciones.
El juego comienza en la infancia. Basta un palo, una pelota improvisada con cinta adhesiva y un solar libre para que se forme un partido. La escena se repite en todo el país: niños soñando con llegar lejos, como lo hicieron Pedro Martínez, David Ortiz, Sammy Sosa o Vladimir Guerrero. Todos ellos comenzaron igual: desde abajo, con pasión y disciplina.
La industria del béisbol mueve millones de dólares cada año. Academias privadas, ligas profesionales, contratos internacionales, agencias de representación, marcas deportivas, medios de comunicación, transporte, comercio y turismo forman parte del ecosistema que gira alrededor del juego.
Durante la temporada invernal, la LIDOM (Liga de Béisbol Profesional de República Dominicana) se convierte en un fenómeno nacional. Equipos como el Licey, las Águilas Cibaeñas o los Toros del Este generan una rivalidad que moviliza a ciudades enteras. Más allá del espectáculo deportivo, esta temporada dinamiza la economía y refuerza los vínculos sociales.
Numerosas academias deportivas ofrecen formación integral: entrenamiento físico, educación formal, inglés, nutrición y valores. Para muchos jóvenes, estas academias son la única vía para mejorar su calidad de vida y la de sus familias.
Un fenómeno admirable es el retorno de grandes figuras que, tras triunfar en ligas extranjeras, vuelven para reinvertir en sus comunidades. Fundaciones, programas sociales, construcción de escuelas o apoyo a centros de salud son algunas de las formas en que los peloteros retribuyen al país que los vio nacer.
“Muchos de nuestros peloteros no se olvidan de donde vienen. Y eso se valora muchísimo en este país”, señala Génesis Cuello Matos, ejecutivo de ventas vinculado a Larimar City, y profundo conocedor del impacto social del béisbol dominicano.
El vínculo entre el deporte y el desarrollo urbano también se refleja en proyectos como Larimar City & Resort, que integra el deporte como pilar fundamental de su diseño. Desde sus inicios, Larimar ha patrocinado equipos de béisbol veterano como muestra de su compromiso con el legado deportivo de la República Dominicana.
“Invertir en Larimar no es solo elegir una propiedad. Es apostar por una ciudad que respeta y potencia lo que de verdad mueve a su gente”, afirma Cuello Matos, resaltando la conexión entre inversión responsable y tejido social.
Descubre otros encuentros de Larimar City con el béisbol
Larimar City & Resort ha demostrado su compromiso con el legado deportivo de República Dominicana participando en momentos clave del calendario beisbolero nacional. Inauguración de la 45.ª edición del Torneo de Béisbol Viejas Glorias
Una cita histórica celebrada en el Estadio Quisqueya Juan Marichal, donde Larimar estuvo presente como patrocinador, respaldando a veteranos que han marcado época. Presencia en ligas locales, apoyo a eventos comunitarios y torneos regionales. Desde el respaldo a equipos veteranos hasta la integración del deporte en el modelo urbano de la ciudad, Larimar mantiene viva la pasión por el béisbol en cada paso de su desarrollo. Porque donde hay juego, hay comunidad. Y donde hay comunidad, está Larimar.
En República Dominicana, el béisbol se juega con el alma. En cada bateo hay esperanza, en cada partido hay comunidad, y en cada historia de superación hay un país que late con fuerza. El béisbol no solo forma atletas: forma ciudadanos, inspira sueños y sostiene identidades.
Y mientras haya una pelota y un palo, aunque sea en una calle de tierra, el béisbol seguirá vivo. Porque en Dominicana no se juega béisbol. Se vive.
Larimar City & Resort
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