Cuando pienso en mi recorrido profesional, hay un momento que siempre ocupará un lugar especial: el inicio de mi trabajo en Larimar City & Resort. Recuerdo perfectamente esa etapa, llena de emoción, vértigo y, sobre todo, muchísima ilusión. En aquel entonces llevaba poco tiempo ejerciendo como arquitecto, y de repente me encontraba frente a un proyecto de una magnitud que nunca había imaginado. Sabía que era una oportunidad única para crecer, aprender y dejar una huella en algo que trascendería por su escala, su visión y su propósito.
Desde el primer día supe que no sería un proyecto cualquiera. Fui el primer arquitecto en incorporarme al equipo de Larimar City, y eso significaba comenzar desde cero: imaginar cómo debía concebirse una ciudad entera, cómo integrarla con el entorno, y cómo lograr que el diseño dialogara con la naturaleza, el confort y la innovación tecnológica. Cada decisión, cada línea y cada boceto tenía un peso enorme, porque estábamos sentando las bases de una visión que apenas comenzaba a tomar forma.
															Ser el primero en dar forma a un proyecto tan ambicioso fue una mezcla de responsabilidad y emoción. Sentía el peso de cada decisión, pero también la ilusión de saber que estábamos construyendo algo que iría mucho más allá de lo arquitectónico. No todos los días se tiene la oportunidad de participar desde cero en la creación de una ciudad, y menos aún en un entorno tan espectacular como Punta Cana.
Mi principal fuente de inspiración siempre fue el lugar. Imaginaba Larimar City sobre el farallón, a cien metros sobre el mar, rodeada de vegetación tropical y con vistas infinitas al Caribe. Diseñar pensando en ese paisaje era un privilegio y una responsabilidad. Quería que cada persona que viviera o visitara la ciudad pudiera sentir esa conexión con la naturaleza desde cualquier rincón. Cada espacio debía ser funcional, estéticamente atractivo, pero también acogedor, pensado para el bienestar y la vida cotidiana.
Desde el principio tuve la suerte de trabajar muy de cerca con Juan Andrés Romero, quien confió en mí desde el primer día. A pesar de mi poca experiencia en proyectos de esta escala, él vio mi actitud y mis ganas de aprender, y me dio la oportunidad de asumir responsabilidades importantes desde el inicio. Esa confianza marcó un antes y un después en mi forma de trabajar.
Nuestra colaboración fue muy cercana: compartíamos ideas, discutíamos bocetos, analizábamos posibilidades y tomábamos decisiones que poco a poco iban dando forma al proyecto. Juan Andrés me enseñó muchísimo, no solo en lo técnico, sino en lo humano. Aprendí de su visión, de su manera de liderar y de su capacidad para mantener siempre el foco en la excelencia sin perder la pasión.
Recuerdo especialmente un viaje a Punta Cana, cuando pude ver por primera vez el terreno donde se levantaría Larimar City. Contemplar el farallón, el mar y la naturaleza que nos rodeaba fue una experiencia impresionante. En ese momento, Juan Andrés me dijo algo que nunca olvidaré:
“Cada persona tiene su vida y sus experiencias, y lo que estamos haciendo aquí será algo muy importante en las nuestras. Esto es algo grande.”
Aquellas palabras me marcaron. Entendí que Larimar City no era solo un proyecto arquitectónico, sino una experiencia vital, una oportunidad de construir un legado que trascendiera en el tiempo. Desde entonces, cada línea y cada decisión de diseño las tomé con una conciencia y una pasión renovadas.
Los primeros meses fueron muy intensos. Organizar mi tiempo y energía se convirtió en un reto constante. Aprendí a dividir mis jornadas entre planificación estratégica, bocetos, revisiones y seguimiento del avance del proyecto. También entendí la importancia de escucharme a mí mismo y saber cuándo parar para recargar energías.
La fase más exigente fue la definición conceptual: estructurar la ciudad desde cero, asegurando que cada decisión encajara con la visión global. Fue un proceso de aprendizaje continuo, de revisión y ajuste, pero también una fuente inmensa de satisfacción. Cada pequeño avance me recordaba que estábamos construyendo algo verdaderamente especial.
															Hoy, después de varios años de trabajo, ver cómo Larimar City & Resort empieza a materializarse me llena de orgullo. El restaurante Origen y las estructuras iniciales de las Prime Towers son ya una realidad, y representan mucho más que construcciones: son el resultado de miles de horas de esfuerzo, dedicación y pasión compartida.
Ver en pie lo que un día solo existía en planos es una sensación difícil de describir. Me emociona pensar que esos espacios pronto serán parte de la vida de muchas personas, que disfrutarán y crearán recuerdos en los lugares que un día soñamos sobre papel.
Trabajar en este proyecto ha transformado profundamente mi forma de entender la arquitectura. Aprendí que no se trata solo de diseñar edificios, sino de crear experiencias y vínculos entre las personas y su entorno. Larimar me enseñó a combinar creatividad con técnica, a tomar decisiones estratégicas sin perder la sensibilidad, y a valorar cada detalle porque cada línea tiene un propósito.
A nivel profesional, me dio la confianza para asumir grandes responsabilidades y la certeza de que la pasión, la disciplina y el trabajo en equipo pueden convertir lo imposible en realidad.
Si tuviera que resumir lo que Larimar City & Resort representa para mí, diría que es un sueño convertido en realidad, donde cada diseño refleja pasión, aprendizaje y la oportunidad de crear un legado que conecta a las personas con la naturaleza, el bienestar y la vida que siempre imaginamos.
Mirando atrás, sé que Larimar marcó mi carrera y mi manera de ver la arquitectura. Pero, más allá de eso, me marcó como persona. Fue y sigue siendo una experiencia única: un recordatorio de que los grandes proyectos no solo se construyen con planos y materiales, sino con visión, confianza y una pasión inagotable por crear algo que inspire.
															Por Jesús Molina Trujillo
Departamento de Arquitectura
Comparar listados
CompararPor favor ingrese su nombre de usuario o dirección de correo electrónico. Recibirá un enlace para crear una nueva contraseña por correo electrónico.